lunes, 2 de julio de 2007

Tirado, Clara - El Saber Pedagógico desde los niños y las niñas (Borrador)

Tirado Soto, Clara
clatiradosoto@gmail.com


Uno de las dimensiones a través de las cuales se evalúa a un buen profesor dentro de los parámetros formales es que éste logre conocer a sus alumnos/as, sus características, necesidades de aprendizaje, fortalezas para que en función de ello diseñe e intervenga con su quehacer en una actuación pedagógica que sea pertinente y adecuada a treinta o cuarenta singularidades infantiles, juveniles. Se tiene la expectativa de educar a niños y jóvenes para construir y vivir hoy una vida mejor y más humana, en una sociedad donde se vivencien valores de libertad y solidaridad como los actores y personajes de su propia historia.

¿Existe un conocimiento pedagógico sobre la diversidad de entornos vitales, naturales, sociales, culturales, espirituales, virtuales, territoriales en los cuales se educan caóticamente (Calvo) la población escolar integrada por niños y niñas que están construyendo una relación con el mundo diferente?. ¿ Quienes son los personajes emblemáticos que los niños y niñas están imaginando continuamente en su memoria y de los cuales hablan, imitan, juegan, analizan, compiten’?.

¿Cómo están construyendo sus imaginarios sociales acerca de su propia identidad personal y social en el territorio donde han nacido y crecido, aprendiendo a ser, estar, convivir, tener, hacer?.

Los imaginarios pedagógicos que logren articular los estudiantes de pedagogía sin duda se debaten entre dilucidar una verdad representada en la historia de su propia escolarización y una verdad social que reconstruye el presente. En esta reflexión de los futuros profesores como intelectuales (Giroux) no habrá educación, si no hay contribución al territorio donde se ha nacido, en el cual hemos sido acogidos, y amados.

¿Se logran construir comunidades de acogida en un marco de convivencia, narrativas, de memoria, ancladas en una historia común, que las lleve a crear, imaginar, emprender proyectos de vida?

“No hay contribución a lo local, si no hay historicidad como memoria social, que nos permita dilucidar los criterios de verdad pasados, presentes y futuros" (Salazar, 2007).

Actualmente hay varios escenarios de vida y debemos aprender a movernos en mundos diversos y volátiles, donde los pilares tradicionales como la familia, son puestos a prueba permanentemente. De allí que los entornos más próximos a las vidas de los niños/as, adolescentes y jóvenes son verdaderas estructuras de acogida, que articulan la memoria social.

Para el filósofo Paúl Ricoeur, la capacidad de autocomprendernos pasa por el acceso a la cultura, “nos educamos en un mundo que es narrado”; de allí que, toda acción educativa entendida como práctica reflexiva, si quiere dar debida cuenta de su propia reflexividad, (Catalán) debe entenderse como una acción que puede ser narrada, historicidada en un pasado y un presente que tiene un quién o quienes que le otorgan la identidad.

Los niños son los nativos de la era digital, han configurando una identidad adaptativa, han pensado su vida donde ellos son el centro del mundo, están construyendo un personaje a través de la lectura de textos y están actuando, participando, creando, imaginado.

Me pregunto en qué lugar están los estudiantes de pedagogía elaborando su saber, en qué lugar están los educadores contemplando y actuando en función a ello?. Me pregunto dónde está el relato de cada sujeto como protagonista de su nacimiento.

¿Que significa para los niños llegar a conocerse y autocomprenderse en un escenario tan volátil y contingente como es la vida misma?

Sin duda, constituye un problema complejo y refleja de algún modo una apuesta a construir proyectos educativos que recoja esta diversidad que apunta a la riqueza del ser humano en cuanto a que las personas están llenas de intenciones, afectos, intereses, opiniones y que estas expresiones de cultura se despliegan con mayor naturalidad en estructuras de acogida, de hospitalidad en la confianza.

¿Cómo se articula lo público y lo privado en estas comunidades?, ¿cómo se articula lo teórico con lo práctico en una red de conversaciones?. Se puede llegar a generar una red de protección social, cultural, comunitaria, económico, político, religioso, deportivo, ambiental, artístico, a través de una identidad imaginada, inventada?

El conocimiento pedagógico desde una perspectiva comunitaria engloba lo diverso y apunta a entender las múltiples relaciones pedagógicas que se dan entre las personas; por tanto, se trata de los sistemas humanos naturales donde se abren nuevos caminos, nuevos mundos.

Algunas reflexiones en torno los escritos de la Cátedra OEI, La Serena

Mi reflexión actual tiende a recordar las intenciones escritas de los integrantes de la cátedra OEI sobre los temas y problemas que les despiertan mayor interés, me he dado cuenta que de algún modo convergen hacia la búsqueda de lo que la autora de cuentos infantiles Ann Cameron ha denominado “el lugar más bonito del mundo”.

En palabras de los protagonistas del cuento -la abuela le dice a su nieto Juan que ese lugar puede ser cualquiera donde las personas se sientan acogidas y orgullosas de sí mismas; sin embargo, para Juan “allí donde hay alguien a quien se quiere muchísimo y dónde hay alguien que nos quiere de veras, ése sí que es el lugar más bonito del mundo”.

Las ideas de relevar las comunidades de acogida, de confianza, como construcciones de memoria en la narración puede ser una buena propuesta para “el cuadrante educativo” que propone Carlos Calvo para la formación inicial de profesores.

El construir comunidades de acogida, donde haya espacio y tiempo para la memoria social y la discusión sobre lo público y lo privado puede explicar por qué los jóvenes deben atreverse a volar alto. Poder reunir a hombres y mujeres que tienen intereses distintos e ideas diferentes que dialogan, se ponen de acuerdo y deciden por cual forma autoorganizarse.

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